Día Internacional de las Montañas: Joyas naturales a preservar
Catalunya11 de desembre de 2020
«Esas joyas naturales que debíeramos atesorar» es el lema del Día Internacional de las Montañas de 2020 que se celebra cada 11 de diciembre. Porque, dejando aparte su bien conocido interés económico y turístico, las montañas tienen una importancia capital desde un punto de vista ecológico, dado que acogen casi la mitad de la biodiversidad de la Madre Tierra y contienen más de dos terceras partes de sus reservas de agua dulce. Además, las montañas han sido y son espacios de una enorme relevancia cultural, emocional y espiritual, con una serie de significados simbólicos y de valores intangibles que han modelado y espoleado las sociedades a ellas vinculadas desde la prehistoria hasta nuestros días.
Las montañas son lugares donde uno puede empaparse más fácilmente de la belleza, del silencio y de la soledad; donde prestar atención a la propia pequeñez, a la fugacidad y fragilidad de nuestra vida; experimentar paz interior y comunión con la Naturaleza. Más allá de afanes deportivos y lúdicos, las montañas también han sido y son espacios para admirar y maravillarse; lugares especialmente idóneos para la contemplación y la oración, propicios para visiones y revelaciones, fuente de inspiración de poetas y cuna de grandes intuiciones místicas. Por ello, muchas montañas en todo el mundo han sido y son consideradas sagradas, lugares de retiro, de peregrinación y de vida eremítica, propicios para el encuentro con el Misterio.
Además de aportar recursos útiles (forestales, cinegéticos, energéticos, hídricos, etc.) las montañas han sido y siguen siendo lugares óptimos para el aprendizaje y el crecimiento espiritual, por lo que deberían ser vistas con amor reverente, como miembros eminentes de la gran familia cósmica de la que somos parte. Esta mirada amorosa y el comportamiento cuidadoso que se desprende, connatural a los pueblos indígenas, las comunidades locales arraigadas y defendida por las grandes tradiciones religiosas, es, hoy en día, más necesaria que nunca ante las múltiples e indignas agresiones que sufren las montañas: turistificación, urbanización, sobreexplotación, etc. Es nuestro deber, pues, escuchar, honrar, respetar y proteger las montañas.